martes, 15 de abril de 2014

La Renta Básica de las iguales, una herramienta para la transformación social


La CGT acuerda asumir la Renta Básica de las Iguales como una herramienta válida para la transformación social y el reparto efectivo de la riqueza. Reivindicamos el derecho a una renta suficiente de subsistencia para todas las personas (por tanto individual y universal), sin condiciones (ni contrapartidas) y en cuantía suficiente, de forma que permita la autonomía de las de abajo. (Acuerdos XVII Congreso Confederal de la CGT).
La RBis es una herramienta más dentro de un largo camino de luchas contra el capital protagonizadas desde abajo, una propuesta transformadora porque rompe con la lógica capitalista y lleva la impronta libertaria por cuanto busca eliminar la desigualdad como base para una sociedad de iguales, porque distribuye la riqueza fuera de las lógicas del empleo y la explotación, porque establece un recorrido basado en la acción directa de quienes sufrimos al sistema y reclamamos el derecho a una vida digna y porque se organiza desde la horizontalidad y la búsqueda de soluciones colectivas a problemas individuales como método para construir alternativas.
La Renta Básica de las Iguales (RBis), autonomía para las de abajo
  • Se trata de un derecho individual a diferencia de la mayoría de las ayudas que están destinadas a la unidad familiar. En este sentido está dirigida a la emancipación de las personas, con sus necesarias implicaciones en la igualdad de género o la autonomía de la juventud.
  • Hablamos de un derecho universal por cuanto cualquier persona que viva en el lugar tiene derecho a percibirla, sin ninguna otra limitación. Esta condición nos iguala a todas respecto a este derecho y facilita la tramitación de la RBis, eliminando burocracia innecesaria, la fiscalización de la esfera privada por parte de los servicios sociales, la culpabilización de las gentes desempleadas y la criminalización de la pobreza.
  • Es un derecho incondicional que no requiere de ningún requisito ni contraprestación, tampoco son necesarias la búsqueda activa de empleo y otras políticas de ‘reinserción’ destinadas a ejercer de contención social y situar a las personas empobrecidas como objeto de intervención del Estado y el capital.
  • El importe es el suficiente para satisfacer las necesidades básicas y se fija en el equivalente al umbral de la pobreza (calculado como el 50% de la renta per cápita). La RBis debe ser una cantidad suficiente para no tener que volver al mercado del empleo, hablamos del trabajo productivo en manos del Estado o la patronal, al empleo que no se destina a sostener la vida o avanzar hacia el bienestar del conjunto de la sociedad, sino al lucro o el control social. Partimos de la base, desde una concepción claramente libertaria, que toda persona a lo largo de su vida, de forma natural y libre aporta a la sociedad, cuidados, reproducción de la vida, amistad, apoyo mutuo. Si además tiene los recursos suficientes para vivir dignamente, podrá contribuir a la comunidad con trabajo creativo, la reconstrucción de los lazos comunitarios. El poner en común sin duda dará la autonomía necesaria para construir procesos sociales de salida del sistema, de emancipación frente al Estado.
Fondo de la Renta Básica. El fondo se nutre de las aportaciones individuales de todas las personas que conviven en el mismo barrio o pueblo. La cantidad que cada persona aporta al fondo es de un 20% de lo que le corresponde, el 80% lo percibe la persona inicialmente con tendencia a llegar a cero. El Fondo de la Renta Básica se autogestiona desde el barrio, vecindario o pueblo a través de las asambleas de vecinos y vecinas para cubrir las necesidades colectivas, hablamos de aplicar la democracia directa en la toma de decisiones que afectan a la comunidad. El modelo propone que en fases sucesivas el porcentaje colectivo se incremente hasta llegar al 100%, momento en que la riqueza producida en el territorio sería de propiedad comunal y autogestionada por la asamblea.
La RBis nace de abajo para las de abajo como una herramienta más de lucha social. La Renta Básica de las Iguales, es sobre todo, una herramienta que puede posibilitar la autonomía de las gentes de abajo, autonomía para experimentar nuevas formas individuales y colectivas de vivir sin la necesidad de ser explotadas por un régimen que tiende a la plena precariedad laboral y existencial, además rompe con la exclusión social y el ejército de reserva, redundando en necesaria mejora y poder de negociación de la gente frente en las relaciones laborales. Esta autonomía nos permitiría decidir si es necesario (ético, sostenible...) o no ir a trabajar en la construcción de pantanos, de automóviles, de aeropuertos, de armamento, etc, es por ello que hablamos de incondicional con respecto al Estado y sus ‘políticas de inclusión’. Sobre lo que es conveniente aportar, lo discutiremos y debatiremos, desde la pedagogía, desde la libertad y no desde la imposición del estado y del capital, es decir, analizando desde la base de la sociedad, con la gente, cuáles son las necesidades y los recursos disponibles.
¿Por qué la Renta Básica de las Iguales?
La crisis ha acentuado la explotación, todas las medidas, leyes y reformas están encaminadas a traspasar rentas del trabajo al capital, a través del beneficio empresarial, la privatización de lo público y del sistema financiero, devoradores incansables de recursos con la complicidad del Estado.
El empleo se plantea como un problema irresoluble desde la óptica capitalista, el propio sistema parece incapaz de absorber más mano de obra, mientras urge un debate serio sobre el mito del crecimiento y la importancia de reducir drásticamente la producción industrial, particularmente la más contaminante, innecesaria o perjudicial para el sostenimiento de la vida, hablamos de millones de puestos de trabajo inútiles y de la imposibilidad manifiesta de alcanzar el pleno empleo.
Por otro lado el trabajo es una realidad diversa, en absoluto unívoca: frente a la concepción de la primacía del trabajo remunerado (o empleo), encontramos muchas otras realidades considerables como trabajo, sobre las que destaca lo que algunas autoras agrupan bajo el nombre de “trabajos de cuidados”, mayoritariamente realizados por mujeres. Este trabajo, como el resto de trabajos considerados ‘no productivos’ por el sistema, no reciben una contrapartida en forma de salario, a pesar de que sin ellos no se reproduciría la mano de obra que requieren y sostienen al capitalismo y al Estado, o como diría Kropotkin, el trabajo individual es la consecuencia de los trabajos anteriores y presentes de toda la sociedad.
Para Bakunin, vender la fuerza de trabajo no es una transacción libre. Las personas debemos lograr la autonomía del capital. Las que viven de su capacidad de ofrecer fuerza de trabajo tienen que dejar de depender de aquéllas que viven de la fuerza de trabajo de las demás. Mientras una minoría sea a quien se le otorgue la capacidad de crear empleo y, de este modo, controlar la renta que llega a la gente, no habrá posibilidad de lograr la mejora de vida de la inmensa mayoría de personas. En el capitalismo seguir pidiendo trabajo (asalariado) o empleo es continuar dependiendo de la minoría de privilegiados que viven a costa de la explotación de las demás. Si queremos avanzar en la justicia social y la libertad de las personas debemos pensar en mecanismos de distribución de la riqueza que no dependan del mercado de trabajo, que no dependan de ningún mercado. Exigimos un derecho (la RBis) que debe financiarse a través de impuestos sobre el beneficio del capital y el lucro y así terminar con la acumulación capitalista.
Confederación General del Trabajo - CGT
Secretaría de Acción Social

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