La suma de todas las remuneraciones asciende a 550.000 millones de euros, lo que supone 9.500 millones menos que en 2008.
La suma de todos los sueldos pagados en España el año pasado fue de 550.272 millones de euros. A pesar de que esta cifra supone un 3,3% más que la de 2016, el peso de los salarios en el conjunto de la economía española cae hasta el 47,3% del PIB, el más bajo desde hace 30 años. Y no hay que irse tan lejos en el tiempo. Justo antes del comienzo de la crisis, la parte de la riqueza del país que se destinaba a pagar nóminas estaba en el 50,1% en 2008 y rozando el 51% en 2009, pero a partir de ese momento ha ido bajando hasta los niveles actuales, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).
La crisis ha dejado claros perdedores: los trabajadores. Mientras que muchos se quedaron sin empleo, los que lo mantuvieron debieron de adaptarse a unas nuevas condiciones que, en la inmensa mayoría de los casos, fueron inferiores. El paro llegó a sumar 6,3 millones de personas, por lo que la devaluación de los salarios para quienes mantuvieron su puesto era la mejor noticia en esas circunstancias. Además, a partir de 2012 los españoles hicieron frente a la mayor subida del IRPF hasta 2015.
El problema principal es que a pesar de que España está creciendo en términos macroeconómicos y de recuperación de puestos de trabajo -el último dato del Ministerio de Trabajo de julio sitúa la cifra en 3,13 millones de parados, la más baja desde diciembre de 2008-, los salarios no lo han hecho en la misma medida.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recordó en una de sus primeras comparecencias en el Congreso que «España arrastra un problema endémico de salarios bajos, que no se explica únicamente por la evolución baja de nuestra productividad, sino también por la merma en el poder de la negociación de los trabajadores, favorecida por la reforma laboral del anterior Gobierno». Además, añadió que la «segmentación y elevada temporalidad» asociada a los empleos de «baja calidad» y salarios bajos «configuran una realidad que para este Gobierno no puede ser asumible».
Crecimiento de empresas
Es cierto que muchas compañías tuvieron que cerrar por culpa de la recesión económica, pero las de mayor tamaño que resistieron han recuperado sus beneficios desde entonces. Según los datos del INE, desde 1989 cuando los beneficios empresariales y rentas del capital representaban el 46,41% del PIB, de 2008 a 2017 acumularon un aumento del 6,12%, unos valores que no se veían ni siquiera antes de la crisis.
Esta diferencia también se hace presente en los impuestos pagados por las familias y por las empresas. El Impuesto de Sociedades, por el que las compañías tributan por sus beneficios a Hacienda, llegó a recaudar 45.000 millones en 2007, mientras que en 2017 su aportación fue prácticamente la mitad. En cambio, el IRPF ha elevado su recaudación casi el 9% desde el comienzo de la crisis.
La situación en España es aún más crítica si se compara con la de otros países del entorno. Según cifras publicadas por Eurostat, aunque el peso de los salarios en la riqueza total del país se sitúa en la media de la zona euro, en Dinamarca, Francia y Alemania suman más de la mitad del PIB. Hay que tener en cuenta que estos países tienen menores tasas de desempleo y mayores niveles salariales. En 2017 el SMI en Alemania era de 1.498 euros y en Francia de 1.480 euros, mientras que en España fue de 826 euros (en doce pagas).
Las rentas empresariales crecen casi el doble que las del trabajo
Las rentas empresariales crecieron el año pasado en España un 7,1%, lo que supone casi el doble que el aumento de las rentas del trabajo (la parte central de las rentas de los hogares) en el mismo periodo, cuando registraron un incremento del 3,8% gracias a la creación de empleo, según los datos del Informe anual de recaudación de la Agencia Tributaria.
Así, las rentas del trabajo repuntaron un 3,8% el año pasado, cuatro décimas más que en 2016, por la positiva evolución de la masa salarial, que aumentó un 4,6%, cuatro décimas más que el año anterior. La mejora es más significativa si se tienen en cuenta que en 2016 se había producido la recuperación de parte de la paga extra de 2012 para los funcionarios.
La Agencia Tributaria apunta en su informe que el principal factor que impulsó el crecimiento de la masa salarial fue la creación de empleo y el repunte de las retribuciones medias, después de años de estancamiento, ya que el salario medio en 2017 fue aproximadamente el mismo que se promedió en 2008.
Por otro lado, las rentas empresariales crecieron un 7,1% por encima de la tasa registrada en 2016 (5,5%). De hecho, en 2017 aumentó tanto el número de empresarios y profesionales (1,8%) como la renta media (5,3%). Así, la renta media acumula cinco años consecutivos de crecimiento, aunque siguió estando por debajo de los datos precrisis, ya que aún no se ha llegado a los niveles de 2006.
Asimismo, las rentas de capital (mobiliario, arrendamientos y ganancias patrimoniales) crecieron un 4,9% frente al 2% de 2016.
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