- Destina el 25% de las
cuotas de los afilados a este fondo, 5 millones este último año, con el
que paga hasta 1.243 euros a los huelguistas
- ELA amenaza con un año muy conflictivo para hacer frente a la negativa de los empresarios a repercutir el IPC a los salarios y saca pecho con el instrumento tras el que se esconde buena parte de su fortaleza para conseguir alargar los conflictos y tensar la negociación: una millonaria caja de resistencia con la que paga un máximo de 1.243 euros a sus afiliados en huelga y que le permite alargar los paros, algunos durante años.
Trabajadoras de limpieza del Guggenheim celebrando el fin de la huelga.
El sindicato mayoritario en el País Vasco, con más del 40% de la afiliación, defiende un modelo basado en la confrontación, en el que la huelga se considera el instrumento más eficaz, la “única manera de que la patronal se siente a negociar”. El máximo responsable de ELA, Mitxel Lakuntza, ha querido lanzar un aviso a navegantes –leáse empresarios– de que el sindicato está preparado para afrontar conflictos largos hasta conseguir “acabar con la precariedad” y que los trabajadores no pierdan poder adquisitivo.
La cantidad global que compone esa 'caja de
resistencia' es el secreto mejor guardado por ELA. “Esa es la cifra que le
gustaría tener a la patronal”, afirma Lakuntza. Pero sí se sabe que cada año
'engordan' ese fondo común con el 25% de las cuotas de sus 100.000 afiliados –1
de cada 4 euros de cada mensualidad– lo que supone que, si el año pasado los ingresos
propios del sindicato, vía cuotas, superaron ligeramente los 20 millones de
euros, al menos 5 se destinaron a la 'caja' para financiar las huelgas y
proporcionar a los trabajadores unos ingresos que palíen la pérdida de los
salarios.
Un afiliado de ELA en huelga puede cobrar hasta 1.243
euros al mes. Ese es el máximo, por debajo del cual se fija como tope el
salario habitual del trabajador. El mínimo de ayuda lo fija el salario mínimo
interprofesional, que ahora está en 1.000 euros. Ningún otro sindicato en
Euskadi tiene una asignación a ese nivel, aunque LAB tiene lo que denomina
'caja de lucha', pero con prestaciones menores, que fijan la ayuda en 30 euros
al día (900 euros al mes) a partir de tercer día de huelga. CCOO y UGT no
tienen, y a nivel estatal USO es el único que tiene algún tipo de prestación.
La 'caja de resistencia' de ELA no es una figura para
imprevistos, sino que se usa, y mucho. Desde 2017 la han utilizado 13.000
afiliados de ELA, 2.096 de ellos en 2021, año en el que se registraron
conflictos capitaneados por ELA especialmente largos. Algunos ejemplos fueron
la huelga de Tubacex, que duró 235 días– las limpiadoras del Guggenheim –285 días–
o Novaltia, un conflicto que todavía sigue
abierto, que dura ya más de 1.000 días y que definen ya como “la huelga más
larga de Europa”. De hecho, según los datos que ha proporcionado Lakuntza
citando la información del Consejo de Relaciones Laborales vasco (CRL), hasta
febrero se acumularon en Euskadi 18.469 días sin trabajar por huelgas, mientras
que en el resto del Estado fueron solo 9.587. “El 42% de los días de huelga se
hicieron en el País Vasco”, y “eso se traduce en mejores incrementos
salariales”, ha señalado. “En la comunidad autónoma vasca los convenios
vigentes tienen un aumento medio de 4,92 puntos y en el resto del Estado, de
solo 2,40”, ha apuntado, para insistir en que la caja de resistencia “garantiza
una alternativa gracias a las más de 100.000 personas afiliadas”.
Mitxel Lakuntza y la tesorera del sindicato
Alazne Mantxola. EUROPA PRESS
“Las huelgas no se ganan porque tengas más o menos
razón”, ha dicho Mitxel Lakuntza. “Se ganan cuando tienes capacidad de
aguantar, porque los buenos acuerdos se alcanzan cuando hay lucha sindical”, ha
señalado, despreciando en cierto modo la voluntad negociadora que muestran el
“sindicalismo español”, como denomina a CCOO y UGT. “Los convenios no caen del
cielo”, ha insistido y “la negociación solo es posible con la huelga”. Lo
demás, es “aceptar sin más lo que propone la patronal”. En este sentido, considera
que la caja de resistencia es una herramienta “estratégica” porque, “cuando no
hay capacidad para la huelga, sin la caja de resistencia, se firman los
convenios que la patronal quiere”.
“La huelga nos permite conseguir acuerdos que de otra
forma no son posibles”, ha insistido, remarcando que es el único camino para
conseguir que en estas circunstancias con el elevado IPC, cuyo último dato de
este lunes lo sitúa en el 8,7%, se traslade a los
salarios. Y si en este momento no hay más huelgas, no es porque ELA no quiera,
sino porque se trata de empresas o sectores en los que ELA no cuenta con una
mayoría suficiente como para llevarla a cabo en solitario. Ha citado, por ejemplo
el sector del Metal de Bizkaia, que amenaza ya con huelgas por la falta de
acuerdo sobre el convenio, pero que aún no se han convocado. “A veces, nos
encontramos con resistencias de otros sindicatos en sectores que no tenemos
mayoría suficiente para activar una huelga y esa es la situación, que esperemos
se vaya superando”.
Lakuntza ha puesto en valor también que su sindicato
sea el único que se queda fuera de determinados acuerdos a los que sí se suman
el resto de los sindicatos, como ha sucedido recientemente en el acuerdo de Educación que ha
supuesto una reducción de las ratio de alumnos por aula y que el departamento
ha firmado con el 80% de la representación de sector. “Es un acuerdo
oportunista e insuficiente. ELA no firma nada que no tiene contenidos”.
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