- Tampoco reduce los contratos temporales ni aumenta los indefinidos, según el Banco de España
- Las pymes no recurren a las medidas de flexibilidad interna
El único efecto de la reforma laboral ha sido la bajada de los salarios reales de los trabajadores. Pero no ha modificado ni las tasas de destrucción ni las de creación de empleo. Tampoco ha reducido la dualidad del mercado de trabajo, que siguen dominado abrumadoramente por los contratos temporales. Son las conclusiones del Banco de España en su último boletín.
Según el supervisor, en los últimos trimestres se ha intensificado el proceso de moderación salarial, de forma que se están produciendo“descensos de los salarios en términos reales”, es decir, respecto de la inflación. Las causas, explica el informe, se sitúan tanto en elacuerdo de moderación salarial firmado por la patronal y los sindicatos en febrero de 2012 como el abaratamiento del coste del despido y los cambios operados por la reforma laboral en la negociación colectiva.
De hecho, el aumento salarial pactado en los convenios a partir de 2012 fue del 1,3%, más de un punto por debajo del IPC (2,4% en 2011). Este año el alza de sueldo pactado es sólo del 0,6% e incluso los convenios de nueva firma no suben más del 0,4%, destaca el Banco de España. Además, los trabajadores cubiertos con cláusulas de revisión salarial han descendido 16 puntos porcentuales entre 2009 y 2013. Ahora son el 42,6%.
El empleo, inalterable
Sin embargo, la reforma laboral no ha tenido efecto apreciable alguno sobre “el comportamiento de la ocupación”, concluye el informe del supervisor, si se excluyen del análisis la destrucción de empleo público en 2012. Además, el estudio asegura que en el segundo trimestre de este año la tasa de paro ha caído –un 0,9%– porque se ha ralentizado el descenso del empleo pero también por la aceleración de la caída de la población activa. Cada vez hay menos gente en edad y disposición de trabajar por el efecto desánimo, la emigración de los jóvenes y el retorno de los inmigrantes a sus países de origen.
El Banco de España atribuye esa ralentización de la destrucción de empleo a partir de la reforma laboral a la moderación salarial. Pero constata, en cualquier caso, que, al menos hasta el momento, ni la tasa de destrucción ni la tasa de creación de empleo han “mostrado cambios significativos en el periodo más reciente”. La primera “ha permanecido en niveles elevados en los últimos trimestres”, mientras que la segunda ha “prolongado la tendencia descendente que se venía observando desde el inicio de la crisis”.
Igual ocurre con los tipos de contratos. Se continúan destruyendo los temporales, lo que reduce la tasa de temporalidad pero, aun así, siguen constituyendo el 90% de los que se firman en España. Una tendencia que, sin embargo, es compatible con “un ligero incremento de probabilidad de perder el empleo de los trabajadores indefinidos”. El mismo Ministerio de Empleo reconocía en su informe de evaluación de la reforma que frenar la dualidad del mercado de trabajo –uno de los objetivos declarados de la ley y del Gobierno– no podía ser sino un logro a medio y largo plazo.
Despido más barato, más convenios de empresa
Otro efecto de los cambios en la ley laboral observados por el Banco de España es el abaratamiento del coste del despido al aumentar el porcentaje de los ceses por causas objetivas –económicas, organizativas o de producción–, así como la caída en el número de ERE acordados con los representantes de los trabajadores.
El informe del supervisor alaba el aumento del número de convenios de empresa que ha propiciado la reforma laboral, pero matiza que éstos siguen siendo patrimonio de las compañías de mayor tamaño. Y aunque destaca el estímulo a la negociación que, a su juicio, ha supuesto la limitación a un año de la ultraactividad de los convenios –el periodo en que siguen vigentes los que han caducado y deben ser renovados–, la cifra de descuelgues –que la reforma pretende incentivar– “apenas ha variado desde 2010”: afectan a entre el 5% y el 6% de los ocupados. La modificación de las condiciones de trabajo –salarios, jornada, horario– abarca al 12,1% de los trabajadores pero, una vez más, sobre todo a los de las de grandes empresas. Es decir, según el Banco de España, las pymes no utilizan las medidas de lo que se conoce como flexibilidad interna establecidas en la reforma.
Según el supervisor, en los últimos trimestres se ha intensificado el proceso de moderación salarial, de forma que se están produciendo“descensos de los salarios en términos reales”, es decir, respecto de la inflación. Las causas, explica el informe, se sitúan tanto en elacuerdo de moderación salarial firmado por la patronal y los sindicatos en febrero de 2012 como el abaratamiento del coste del despido y los cambios operados por la reforma laboral en la negociación colectiva.
De hecho, el aumento salarial pactado en los convenios a partir de 2012 fue del 1,3%, más de un punto por debajo del IPC (2,4% en 2011). Este año el alza de sueldo pactado es sólo del 0,6% e incluso los convenios de nueva firma no suben más del 0,4%, destaca el Banco de España. Además, los trabajadores cubiertos con cláusulas de revisión salarial han descendido 16 puntos porcentuales entre 2009 y 2013. Ahora son el 42,6%.
El empleo, inalterable
Sin embargo, la reforma laboral no ha tenido efecto apreciable alguno sobre “el comportamiento de la ocupación”, concluye el informe del supervisor, si se excluyen del análisis la destrucción de empleo público en 2012. Además, el estudio asegura que en el segundo trimestre de este año la tasa de paro ha caído –un 0,9%– porque se ha ralentizado el descenso del empleo pero también por la aceleración de la caída de la población activa. Cada vez hay menos gente en edad y disposición de trabajar por el efecto desánimo, la emigración de los jóvenes y el retorno de los inmigrantes a sus países de origen.
El Banco de España atribuye esa ralentización de la destrucción de empleo a partir de la reforma laboral a la moderación salarial. Pero constata, en cualquier caso, que, al menos hasta el momento, ni la tasa de destrucción ni la tasa de creación de empleo han “mostrado cambios significativos en el periodo más reciente”. La primera “ha permanecido en niveles elevados en los últimos trimestres”, mientras que la segunda ha “prolongado la tendencia descendente que se venía observando desde el inicio de la crisis”.
Igual ocurre con los tipos de contratos. Se continúan destruyendo los temporales, lo que reduce la tasa de temporalidad pero, aun así, siguen constituyendo el 90% de los que se firman en España. Una tendencia que, sin embargo, es compatible con “un ligero incremento de probabilidad de perder el empleo de los trabajadores indefinidos”. El mismo Ministerio de Empleo reconocía en su informe de evaluación de la reforma que frenar la dualidad del mercado de trabajo –uno de los objetivos declarados de la ley y del Gobierno– no podía ser sino un logro a medio y largo plazo.
Despido más barato, más convenios de empresa
Otro efecto de los cambios en la ley laboral observados por el Banco de España es el abaratamiento del coste del despido al aumentar el porcentaje de los ceses por causas objetivas –económicas, organizativas o de producción–, así como la caída en el número de ERE acordados con los representantes de los trabajadores.
El informe del supervisor alaba el aumento del número de convenios de empresa que ha propiciado la reforma laboral, pero matiza que éstos siguen siendo patrimonio de las compañías de mayor tamaño. Y aunque destaca el estímulo a la negociación que, a su juicio, ha supuesto la limitación a un año de la ultraactividad de los convenios –el periodo en que siguen vigentes los que han caducado y deben ser renovados–, la cifra de descuelgues –que la reforma pretende incentivar– “apenas ha variado desde 2010”: afectan a entre el 5% y el 6% de los ocupados. La modificación de las condiciones de trabajo –salarios, jornada, horario– abarca al 12,1% de los trabajadores pero, una vez más, sobre todo a los de las de grandes empresas. Es decir, según el Banco de España, las pymes no utilizan las medidas de lo que se conoce como flexibilidad interna establecidas en la reforma.
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