Finalmente, el Tribunal Constitucional se ha pronunciado sobre la validez de poder despedir objetivamente a trabajadores y trabajadoras que tengan bajas por enfermedad. En efecto, el criminal artículo 52, apartado D, del Estatuto de los Trabajadores permite despedir objetivamente si, por ejemplo, tienes una o varias bajas que sumen 9 días en un periodo de dos meses.
Este tribunal caduco, clasista y restrictivo de derechos civiles y laborales, considera que el texto está ‘bastante equilibrado’ porque excluye enfermedades graves si superan los 20 días ininterrumpidamente, además de no contar la realización de huelga como causa de despido. Oh! Aunque los tendremos que dar las gracias.
Se les agradece en su escrito de razonamientos que se sincera y detallen que esta normativa «responde al Objetivo legítimos paliar el gravamen económico que las ausencias al trabajo suponen para las empresas». Es decir, la salud de los trabajadores, de las personas, es absolutamente secundaria en relación a los intereses del capital , de las empresas y su afán productivista sin límite. Es la prioridad a proteger.
No olvidemos que esta caja de Pandora del despido por bajas médicas justificadas la abrió el PSOE con sus reformas y la terminó de destrozar la última reforma laboral del PP en 2012, todas ellas con el voto a favor de la oligarquía catalana y su principal partido entonces, CiU en el Congreso de los Diputados.
Mientras tanto, cientos de miles de trabajadores y trabajadoras sufren enfermedades laborales, son dados de alta por instituciones como el ICAM que reciben ingresos por cada alta forzada, cientos de miles tomando analgésicos para poder aguantar el dolor y seguir trabajando, van al trabajo enfermos mientras la apisonadora empresarial nos exprime hasta lanzarnos a la basura cuando no somos el máximo de productivos que quieren.
Ya sabemos lo que quiere este sistema de la clase trabajadora, como las escasas normativas garantistas son pisadas o reinterpretadas hasta el absurdo. Nuestra salida y justicia como clase no será nunca ni la legal ni la reforma de un sistema irreformable . Su orden y su ley son las palabras con que renombran nuestra miseria y sufrimiento.
Llamamos a organizarnos, a luchar empresa a empresa y poner en nuestro horizonte, cercano o lejano, hacer que el sistema incompatible con la vida digna y solidaria.
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